Reseña

Creo que la primera vez que tuve constancia de que existía una «serie» (en realidad, creo que es más una saga que una serie pero bueno…) llamada After fue una vez que fui a hacer la compra a Carrefour. No es mi hiper habitual, la verdad, por lo que no sé si es normal que en la sección de libros haya habitualmente un «libro de la semana«. Aquella vez, este libro era la primera entrega de After y me supo un poco a chamusquina. A ver, ya sabéis que suelo huir de los libros que se anuncian a bombo y platillo fuera de sus cauces habituales, y, la verdad, ver tan «de saldo» estos libros me pareció… raro. Luego, más adelante, alguien preguntó en un comentario si había leído los libros y, aunque sabía perfectamente que detrás de ellos iba a haber más de lo mismo, me dispuse a leerlos… Un pollo sin cabeza, eso es lo que soy.

Muchas veces os digo que ciertas novelas no funcionan, por lo menos en lo que a mi respecta, en la medida en que se parecen muchísimo a otros libros que ya leí. No estoy hablando de plagios… aunque a veces no todo es justificable. La serie After se engloba dentro de mi clasificación muy personal de libros-sobre-chicos-malotes. Dentro de esta clasificación digna de la Biblioteca Bodleiana, encontramos títulos como la Trilogía Crash o Maravilloso desastre. Es decir, libros donde la protagonista tiene una relación tormentosa (y me quedo corta) con un chico malote, guapísimo, cachas, agresivo, inestable y que llevaría al orgasmo a un psicoanalista por todos los traumas que tiene encima. Sí, son ideales pero están como una auténtica cabra; podridos por un pasado horrible que solo podrá superar con la ayuda de su última y definitiva enamorada, la prota.

Personalmente, Maravilloso desastre me encantó, aunque, en lo básico, es un calcó de la Trilogía Crash o de esta Serie After. Si el éxito que causó en mí fue debido a que realmente es una novela que merece la pena o a que fue la primera que me leí del estilo, será una duda existencial que os atormentará para siempre. Ha llovido mucho desde aquellas lecturas y, sinceramente, las confundo. No obstante, opino que (y aquí hablo, por fin, con conocimiento de causa) que me gustó más Maravilloso desastre porque todo se desarrolla en un solo libro. Ahora, como es habitual, las enamoradas de Travis Maddox me dirán que estoy muy equivocada que hay otra novela más. Lo sé, chicas, no os pongáis a cacarear como si no hubiera mañana, que, aquí, el único pollo sin cabeza soy yo. Que el segundo libro sea la misma historia a la que asistimos en Maravilloso desastre (la primera novela) pero desde el punto de vista del prota, incide positivamente en mi argumento. Uno, dos libros… la historia se narra en uno solo y, eso, a estas alturas de la película, cuenta.

El motivo porque no me gustó la Trilogía Crash y esta Serie After, o no me gustaron tanto, es, simple y llanamente, porque son pesadísimas. Dice un señor que escribe para el New York Times que After es una montaña rusa. ¡Ni que lo diga usted, buen señor! Sí, es genial que los protagonistas se quieran y se tiren los trastos por igual; es genial que él esté tan jodido que se cargue continuamente una relación que se coge con pinzas y que su amada siempre lo perdone… Pero, después de que esto pase más de diez veces, nos empezamos a cansar… Por lo menos, a mí me exaspera.

Muchos me diréis que esta historia nace de relatos Wattpad, que se desarrollaron a lo largo de 100 entregas. Quizás, como serial periódico, pueda entender que este tipo de relatos funcionen, pero, sinceramente, esas 100 entregas en 4 libros, sin acortar nada, se hacen desquiciantes. Los personajes se desarreglan, se arreglan con tal celeridad que, a veces, parecen que lleven quinientos años juntos, cuando, la realidad (la dura realidad) es que solo han pasado días u horas, la mayoría de las veces. Eso, junto al hecho de que a Anna Todd parece que no le va ese recurso tan útil y fresco llamado elipsis, provoca que cuando Hardin, el buenorro, tatuado y colgado protagonista, le baja las bragas a Tessa, la prota, piensas: «Allá va otra vez«. Y no lo piensas tocando las palmas precisamente…

Es muy pesado… Se hace muy pesada…

Y mira que la trama no está mal, y hay algunas cosas chulas, pero el hecho de las repeticiones, de que siempre pase lo mismo… se lo carga todo. Tienes ganas, para variar, de coger a la protagonista por los hombros, zarandearla fuerte y decirle: «¡Déjalo ya hija! ¡Corta esta dinámica por tu bien y por el mío!» Y gritarle mucho, para que salga de su empanamiento emocional…

En fin, tampoco sabré nunca si After me hubiera cautivado más si, en vez de ser una «serie», hubiera sido una novela. En cualquier caso, no todo está perdido. La cuarta y última entrega de After (Amor infinito) se publica en español a finales de mes. La leeré, os lo prometo. Aunque espero que deje de ser más de lo mismo… ¡Por favor!