Los príncipes solo viven en los cuentos
de Isabel Keats
Bibi lleva años enamorada de Gonzalo, su nuevo jefe. El típico caso de amor platónico incurable. Gonzalo, en vías de recuperación tras un desengaño amoroso, ni se imagina los sentimientos de su secretaria. A Rolo, el amigo de Bibi, le gustan todas y a Taty, la amiga de Gonzalo, no le gusta ninguno. Irene, la madre de Gonzalo, quiere que su hijo se case con Taty. Taty también quiere casarse con Gonzalo, aunque no por los motivos correctos. Gonzalo, en cambio, no quiere casarse con Taty, pero los suyos sí son los motivos correctos. Lo malo es que Bibi está convencida de que Gonzalo ama a Taty. A lo que hay que añadir que Rolo abriga intenciones inconfesables hacia la amiga pija de Gonzalo. Eso sí, Taty pasa millas de Rolo, al que considera un patán sin muchas luces. Sin embargo, nadie cuenta con el Destino, que ha decidido meterlos a todos juntos en una coctelera y agitar. Y, aunque parezca increíble, de todo este lío surgirá el Amor Verdadero. El amor que camina a tu lado en lo bueno y en lo malo. Ese amor del que no se habla en los cuentos.
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Seguro que os acordáis de que durante un tiempo de mi vida lectora me convertí en una auténtica fanática de Isabel Keats. Todo empezó con Te odio pero bésame: un libro que me encantó sobre los amores de la infancia. Luego, como os imaginaréis, vinieron otros más.
Sin embargo, hacía tiempo que no leía nada de ella y, la verdad, tenía ganas. Lo intenté con Me vuelves loco, una novela publicada el año pasado que, por desgracia, no conectó mucho conmigo. De hecho, solo leí unas pocas páginas y la aparté. Hace algunas semanas, lo volví a intentar con su última novela: Los príncipes solo viven en los cuentos. El título no es muy original, pero las críticas no eran del todo malas. Yo no tenía nada que leer por entonces, así que me dije: ¿por qué no? Y me puse a ello.
Los príncipes solo vienen en los cuentos es una novela coral que nos sumerge en la vida de cuatro personas: Bibi, secretaria, eternamente enamorada de su jefe; Gonzalo, el jefe, con la vida sentimental de una ameba; Rolo, el chulapo, hecho a sí mismo, propietario de una cadena de gimnasios; y Taty, la pija, dependiente de la buena voluntad de su padre. Esto, a grandes rasgos. No todo se queda ahí. Eso sí, como podéis imaginar, se enamoran. Afortunadamente, no todos de todos.
En líneas generales Los príncipes solo viven en los cuentos es una novela amable, que trata temas como las expectativas, las falsas apariencias y el amor verdadero. La trama no es gran cosa, en el sentido de que la historia es bastante típica y, por lo tanto, manida. Los personajes no están del todo mal. Quitando a la secretaria y a su jefe, que están calcados de Betty la Fea, el resto de personajes son más o menos originales, y no están demasiado encorsetados. Keats lleva muchas novelas a sus espaldas, y se nota: sabe lo que nos gusta y no, y, además, escribe bien, por lo que, por lo general, sus novelas entran como la seda. Esta no es una excepción: la acabas en tiempo récord.
Como en otros muchos casos os he comentado, Los príncipes solo viven en los cuentos es una novela que te hará pasar un buen rato si la lees, pero que, posiblemente, se te olvide en el momento en que te pongas con otra cosa. No es memorable, y con toda seguridad la confundirás con otras muchas novelas que has leído y que van, básicamente, de lo mismo. Eso sí, con la impronta de Keats: que suele ser muy elegante. Como lectura veraniega, desde luego, un gran acierto. Lectura sin pretensiones, ¿recordáis?
Escrito por El Ojo Lector
Soy El Ojo Lector y me encanta leer. Vivo en Sevilla (Andalucía, ES), con mi novio y mi chihuahua-pantera Panchito. Soy fanática de Los Beatles, me encantan los frijoles, el sushi, los macs, el Real Betis Balompié y las películas de Rocky. Desde 2008, leo y reseño en la sombra. Recomiendo libros. No esperes críticas edulcoradas; no las encontrarás, para bien o para mejor :)