Nunca me he caracterizado por ser políticamente correcta y estoy segura que con este post probablemente me echaré a las espaldas miles de críticas. Pero no me puedo callar. Me resulta imposible y, de hecho, me siento muy indignada.
Hace algunos meses, recibí un comentario bastante amenazador acerca de mi entrada sobre «El nombre del viento«, que publiqué en octubre de 2009. He de confesar que no era, ni mucho menos, el primer comentario que recibía en el blog de fans incondicionales de un determinado libro que escriben parrafadas impresionantes acordándose del autor, del protagonista, del último de los personajes y de mi propia madre. Por lo general, los leo, me río y los envío, directamente, a la papelera. Tengo fama de ser un poco implacable con los comentarios que llegan a este blog pero, entendedme, este es un espacio de CRÍTICAS. Sobre todo de las mías que soy la que escribe más activamente en El Ojo Lector y mis críticas suelo defenderlas, porque para mí es importante darle algo de legitimidad a mis escritos… Pero las faltas de respeto, no las tolero.
Unos meses después, recibí otro comentario celebrando mi crítica para, más tarde, indicar que, por mi manera de escribir, debería ser un «escritor frustrado«. Más tarde, hace unos días, recibí otro comentario, más respetuoso, acerca de mi crítica sobre el libro. Como los demás, sugería que me equivocaba que, sin duda, el de Rothfuss era un ejemplar fascinante, diferente, único… Como otras muchas veces, volví a repetir que esto es un blog de CRÍTICAS y de gustos. Y que para gustos, colores y que era mi opinión contra la de los demás. Evidentemente, me gusta que la gente, a raíz de leer mis comentarios, se decida a comprar y a leer uno de los libros que recomiendo y que, más tarde, si se acuerdan del blog, escriba lo que le pareció y la opinión que le merece. Pero nada más. No veo por qué hay que atacar los gustos de los demás. A mí me gustó, a ti no. ¿Qué hay de malo? ¿Por qué atacar?
Veréis, no me gusta «El Quijote«. Lo reconozco. No puedo con él. He intentado leerlo mil veces, desde que tengo uso de razón lectora, pero se me antoja imposible. Para mí, es un auténtico tedio y, como me aburre tanto, opte, hace mucho tiempo, por no leerlo. Aunque sea, para muchos, la obra cumbre de la lengua castellana. No obstante, yo entiendo que a muchas personas les encante. Porque lo verán con otros ojos, porque entenderán que es una obra que va más allá del tiempo. Entendería que, quién lee ésto, me llame inculta y me escupa en la cara por no adorar «El Quijote«. ¿Pero que me insulten por criticar (para mí, con todo el derecho de mundo) un libro como «El nombre del viento«? Eso sí que no.
Sinceramente, me pareció un libro tan malo. Vuelvo a repetir, tan malo… He leído mucha literatura fantástica, de hecho, muchas veces me lo recrimino, pero no me importa leer «novelas juveniles» (falsamente llamadas y aunque ya no esté en la edad) y las defiendo activamente aunque se encaminen a un público poco convencional. Por otra parte, hay temporadas que apenas leo fantasía. Es decir, no me considero una auténtica seguidora de la literatura fantástica, aunque me encanta, porque también suelo leer otros estilos, como veréis si echáis un vistazo más profundo al blog. No hablo, para entendernos, desde el punto de vista de un freak (aunque no me gusta nada utilizar esta palabra) ni desde la postura de una persona que no ha cogido un libro de fantasía en su vida. De hecho, ni el término medio.
Después de comprobar que había lectores y seguidores capaces de matar por «El nombre del viento» eché un vistazo a las críticas que el libro había recibido en blogs/webs de internet. Cuál fue mi sorpresa que, en ninguno/a de ellos/as se decía nada malo en contra del libro. Ni una crítica negativa, al contrario, todo el mundo comentaba lo bueno que era el libro, una obra capital, un personaje llamado a ser el próximo Frodo ¡el próximo Jon Snow! ¡Comparaban la obra de Rothfuss con Tolkien! Y se deshacían en elogios ante la calidad literaria del autor, la originalidad de la acción y las situaciones de tal innovadora obra.
Os prometo que, durante un segundo, pensé que tenía que haber leído otro libro completamente diferente. Me olía bastante a chamusquina que, en todos los blogs que visitaba, las críticas eran tan favorables. Es más, parecía como si compitieran entre ellos por lograr la crítica más endulzada, la más positiva, la que situaba a la obra más arriba en el Olimpo de los libros de fantasía. Qué casualidad que, en el blog/web de «El nombre del viento«, se citaran cada una de las críticas positivas que obtenía la obra (ya fuera en un diario de primera línea o en un blog de importancia media). Pensé que, si hubiera escrito una crítica de otro tipo, quizás mi blog habría sido citado entre aquella recopilación…
¿Pero qué pasaba con los miles, cientos de comentarios a favor del libro? Lo he vuelto a leer, lo reconozco. Y, sinceramente, me parece peor aún que lo que, en un principio, opinaba de él. Veréis, si no hubieran existido libros como la trilogía de «El Señor de los Anillos«, «El Hobbit«, la saga de «Canción de Hielo y Fuego«, la saga de «Harry Potter«, los libros de la «Dragonlance«, etc, etc, etc, el de Rothfuss sería un libro original, novedoso y genial (aunque, no lo tendría tan claro porque, aunque muchos digan lo contrario, la narración me pareció soporífera). El problema de «El Nombre del Viento» es que existen todas esas obras. Si te meten hasta en la sopa un libro (a excepción de los Premios Planeta, no he escuchado jamás un anuncio de libro en radio) y no eres muy ducho en estos géneros por lo que no sabes diferenciar entre la crema y la nata y, sobre todo, si tienes menos de 15 años, es normal que éste libro produzca tales defensas. Y si no es así, no lo entiendo. ¡Explicádmelo!
Escrito por El Ojo Lector
Soy El Ojo Lector y me encanta leer. Vivo en Sevilla (Andalucía, ES), con mi novio y mi chihuahua-pantera Panchito. Soy fanática de Los Beatles, me encantan los frijoles, el sushi, los macs, el Real Betis Balompié y las películas de Rocky. Desde 2008, leo y reseño en la sombra. Recomiendo libros. No esperes críticas edulcoradas; no las encontrarás, para bien o para mejor :)