Ha sido, desde luego, todo un descubrimiento. Cuando adquirí Que nunca amanezca de Abigail Gibbs, en base a lo que aparecía en la reseña, nunca pensé que se tratara de una saga de romántica paranormal para jóvenes adultos basada en vampiros. Supongo que es uno de esos libros en los que el único que lo leyó, antes de enviar a imprenta, fue el traductor, y, supongo, que porque no tuvo más remedio.