Entre visillos
de Carmen Martín Gaite
Entre Visillos, narra la vida en una ciudad de provincias -probablemente Salamanca llena de rutina, conservadurismo e hipocresía. A través de la charla aparentemente banal de un grupo de muchachas, conocemos sus ocupaciones cotidianas -los paseos y primeros noviazgos, las salidas del instituto, las sesiones de cines, los bailes en el Casino-, sus angustias, su temor a la soltería, la insalvable tristeza que asoma tras el aburrimiento y la falta de imaginación.
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Hay rachas y rachas. Tal como me acerqué a «El túnel» de Ernesto Sábato, se me ocurrió, ayer por la noche, aproximarme a «Entre visillos» de Carmen Martín Gaite. ¿Qué puedo decir? Que me ha encantado y que sólo he necesitado 24 horas escasas para terminarlo. «Entre visillos» trata, como bien dice la sinopsis de más arriba, sobre la vida de chicos y chicas jóvenes en una capital de provincia. He conocido hace poco que, presumiblemente, la ciudad en la que se desarrolla todo es Salamanca. Digo, presumiblemente ya que, en ningún momento, se dice el nombre de la población en cuestión a lo largo del libro. Pero coincido, totalmente, con dicha apreciación. Siempre pensé en Salamanca y, muchas veces, en Oviedo. Pero bueno, quizás eso importe poco. No obstante, para el lector enamorado de dichas ciudades puede ser, sin duda, un gran incentivo.
Por otro lado, por más que he intentando, no he podido descubrir el momento temporal en el que se desarrolla la historia. Por momentos, localizo los hechos a finales del siglo XIX, otras veces, en los años veinte, otras, durante los años cincuenta y otras, en los años ochenta, casi en la actualidad. En este sentido, el libro se me antoja atemporal. Como comenté, el libro narra las vivencias de jóvenes encerradas, casi enclaustradas, en una sociedad encorsetada y anticuada. Muchos comportamientos que en ella se desarrollan pueden parecernos antiguallas pertenecientes a otras épocas ya perdidas en el polvo de los siglos. No obstante, como mujer, me siento identificada con muchísimas situaciones que se comentan y que aún siguen teniendo vigencia en la sociedad actual. Por ello, lo atemporal del libro.
Introducirnos en los problemas y vivencias de todas sus protagonistas nos hará entender que quizás los tiempos cambien, que se trastoquen temas y opiniones, pero, sin embargo, las mujeres (y, en general, el ser humano) seguimos siendo los mismos, al igual que los problemas que surgen. El libro de Martín Gaite nos ayuda a descubrir o a recordar que, en algún momento, todos hemos sido jóvenes inocentes y esperanzados, que alguna vez tuvimos que luchar por lo que debía de ser nuestro e incluso que hemos tenido que vernos forzados a tomar un camino alternativo al de nuestros padres. Aprender a vivir, en definitiva.
El estilo de Carmen Martín Gaite también me ha gustado. Hasta hace poco, estaba leyendo «Nubosidad variable» (también de ella) y podía hacerme un poco la idea del tipo de escritura que la caracterizaba. Aunque el estilo de «Nubosidad variable» es, en algunos momentos, epistolar, por lo que se me hace un tanto aburrido, me gusta bastante la forma de escribir que tiene: elegante, formal y educada, un poco anticuada, pero sencilla y agradable. Un gran descubrimiento.
En definitiva, creo que es una obra que toda jovencita (y no tan jovencita) tendría que tener la oportunidad de leer. ¡Y contra antes mejor!
Escrito por El Ojo Lector
Soy El Ojo Lector y me encanta leer. Vivo en Sevilla (Andalucía, ES), con mi novio y mi chihuahua-pantera Panchito. Soy fanática de Los Beatles, me encantan los frijoles, el sushi, los macs, el Real Betis Balompié y las películas de Rocky. Desde 2008, leo y reseño en la sombra. Recomiendo libros. No esperes críticas edulcoradas; no las encontrarás, para bien o para mejor :)