La luz que perdimos
de Jill Santopolo
Lucy y Gabe se conocieron durante su último año en la universidad un día que les cambiaría para siempre. En ese momento decidieron que necesitaban hallar un sentido para su vida, aprovecharla, dejar huella. Jóvenes y enamorados, parecían tener el mundo a sus pies. No esperaban que fueran sus propios sueños los que los separaran. Pero Gabe aceptó ir a trabajar como fotógrafo de prensa a Oriente Próximo y Lucy decidió continuar su carrera en Nueva York. Así comienzan trece años de anhelos, deseos, celos, traiciones y, sobre todo, amor. Separados por continentes, pero nunca lejos del corazón. ¿Era realmente su destino acabar juntos su viaje?
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Cuando me decidí a leer La luz que perdimos de Jill Santopolo estaba verdaderamente confundida. A la novela la comparaban con Siempre el mismo día de David Nicholls y Yo antes de ti de Jojo Moyes, y, si me seguís, sabréis que, en su momento, valoré a cada uno de estos libros de manera bastante desigual. Siempre el mismo día es uno de mis libros favoritos de siempre y por siempre, en cambio, el de Moyes me pareció la mayor tomadura de pelo habida y por haber. Como comprenderéis me parecía una locura que un libro se comparara con ambas novelas. Era como si una comida fuera salada y sosa a la vez. El resultado podría ser o muy bueno o muy malo (no sé por qué nunca pensé que podría ser algo mediocre), y aunque en un principio me parecía increíble la comparación con ambas novelas, cuando terminas de leer La luz que perdimos, entiendes el porqué: la novela de Santopolo tiene lo mejor de la de David Nicholls, y, afortunadamente, nada de lo peor de la Moyes. Para ser justos, no entiendo donde están las semejanzas con la de Moyes que, a fin de cuentas, siempre me pareció un panfleto acerca de la eutanasia. Supongo que se debe a que Yo antes de ti es más celebre y actual. Sin embargo, opino que La luz que perdimos está más en la línea de Siempre el mismo día, y supongo que, por ello, me ha encantado también, siendo una de las lecturas más exitosas de mi verano.
¿Pero de qué va La luz que perdimos? Va de un tema que a mí, personalmente, me fascina y apasiona: los amores imposibles. Y no me refiero a amores platónicos (esos no son tan trágicos), me refiero a los amores irrealizables, aunque ambos miembros de la pareja se quieran a más no poder. Cuando no se puede, no se puede, ¿verdad? Aunque eso no signifique que nos protagonistas dejen de pensarse, de quererse y de nunca olvidarse. No lo sé. Quizás no sea del todo justa con este tipo de novelas, pero es un tema que siempre conecta conmigo, y que suele calarme bastante.
Uno de los aspectos que me han encantado de La luz que perdimos es la manera en que está narrada. Es una especie de novela epistolar (ya sabéis que me encantan también) pero solo en un sentido. La prota le escribe una carta al prota (una carta que es libro), y todo se narra de una manera muy natural y tierna, que engancha a más no poder. Es la historia de un amor o quizás de un amor que nunca pudo ser. Evidentemente, también es una enorme declaración de amor, en la que también se tocan otros temas importantes como las aspiraciones, los tipos de amor, la maternidad y la conciliación laboral.
Un detalle que siempre valoro en este tipo de libros es la coherencia o la verosimilitud de los motivos por los que los amantes, finalmente, no pueden estar juntos. Muchas veces hemos leído novelas en los protagonistas se sumergen un tira y afloja totalmente surrealista que solo propicia que la historia tenga más páginas. De hecho, en la mayoría de las novelas, es lo que suele ocurrir. En cambio, en La luz que perdimos es algo que no ocurre: los personajes están muy bien trazados, son redondos y con peso. Es muy fácil identificarte con ellos y entender, asimismo, por que actúan de determinada forma o no. Te llegas a preguntar qué harías tú si te encontraras en una situación parecida, y te sorprendes al darte cuenta de que la respuesta no sería excesivamente fácil.
La luz que perdimos es el ejemplo de un libro triste pero maravilloso, también un libro que engancha. Atreveos con él, no os defraudará.
Escrito por El Ojo Lector
Soy El Ojo Lector y me encanta leer. Vivo en Sevilla (Andalucía, ES), con mi novio y mi chihuahua-pantera Panchito. Soy fanática de Los Beatles, me encantan los frijoles, el sushi, los macs, el Real Betis Balompié y las películas de Rocky. Desde 2008, leo y reseño en la sombra. Recomiendo libros. No esperes críticas edulcoradas; no las encontrarás, para bien o para mejor :)