Desde que terminé «Sigue lloviendo», tenía como una especie de asignatura pendiente eso de leer algún que otro libro de Alice Kellen. Por eso, cuando descubrí que había sacado nueva novela, «El día que dejó de nevar en Alaska», y que las críticas, una vez más, eran inmejorables, decidí que había llegado el momento de darle una nueva oportunidad a la autora.