A la de tres: ¡Te quiero! (Sin mar #1)
de

«A la de tres: ¡Te quiero!» de Cherry Chic tenía todas las papeletas para ser un libro que me fascinara. Por lo menos, los primeros capítulos lo presagiaban casi con luces de neón: tres hermanas solteras que auguraban algún tipo de continuación, una protagonista bastante singular y muchos chicos guapos. Ya sé que esto último no es ni mucho menos una novedad — chicos guapos hay, en estas novelas, a porrones — sin embargo, los de este libro podrían alcanzar, fácilmente la matrícula de honor: un nórdico buenorro, un bombero potente, un médico cañón, un policía macizorro…

Cariño, cuánto te odio
de

Cariño, cuánto te odio, de Sally Thorne, es un libro sobre el que había escuchado hablar más que bien. De hecho, una buena parte de mis contactos de Goodreads lo había leído y las críticas eran, cuanto menos, formidables: que si era el libro del año, que si era una de las mejores novelas que habían leído en la vida… Particularmente, el argumento me parecía un poco sosaina (el asunto de las relaciones laborales en la romántica lleva martilleándonos, por lo menos, desde Beautiful Bastard), sin embargo, las opiniones positivas de las lectoras estaban ahí, y, aunque no debería ser así, pensaban en mi cerebelo más de la cuenta. Por lo tanto, empecé a leerlo, esperando encontrar la pera limonera, y hallando, finalmente, un libro más bien… corrientito.

El día que dejó de nevar en Alaska
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Desde que terminé «Sigue lloviendo», tenía como una especie de asignatura pendiente eso de leer algún que otro libro de Alice Kellen. Por eso, cuando descubrí que había sacado nueva novela, «El día que dejó de nevar en Alaska», y que las críticas, una vez más, eran inmejorables, decidí que había llegado el momento de darle una nueva oportunidad a la autora.

Trilogía Bajo el cielo eterno
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La trilogía Bajo el cielo eterno de Veronica Rossi es una fantasía distópica que tiene lugar en un planeta Tierra futurible, devastado y agreste, cuyos habitantes viven bajo una constante tormenta de éter. Al contrario de lo que se pensaba en la antiguedad, donde el éter era el oxígeno de los dioses, en la novela de Veronica Rossi, este es extremadamente peligroso, inestable y combustible.