Después de años de espera, me parece mentira, un sueño (a veces, una pesadilla) que en estos momentos me encuentre escribiendo la reseña del libro más esperado. Atrás quedan (aunque no demasiado) los años de críticas a George R.R. Martin por la prolongada espera. Atrás, también dejo las súplicas a Gigamesh para que tradujera pronto este quinto libro de Canción de Hielo y Fuego. Todo porque, tras leer la última página de Danza de Dragones, nuevos miedos, nuevas dudas, surgen en mi cabeza.. y, sobre todo, un ruego se expande a lo largo y ancho de mi cerebro: «Por favor, que al venerable Martin no le de por pasarse, de nuevo, cinco años escribiendo el próximo libro de la saga y, por supuesto, que no la diñe entremedias». Suena duro, pero es así.