En líneas generales, Siete días de gracia ha sido una novela que me ha ido atrapando poco a poco. Si cuando comencé con las primeras páginas pensaba que no me iba a gustar sí o sí, a medida que avanzaba me iba cautivando. Al final, cuando apenas me restaba un cuarto del libro, estaba totalmente enganchada y sumida en horas de frenética lectura.