Cuando comencé Te odio, pero bésame no tenía ni idea de quién era Isabel Keats. De hecho, pensaba que era una especie de SEP o una Sophie Kinsella, anglosajona por supuesto, y su novela la típica que acaba en boda con damas de honor incluidas. Cuando la terminé, solo podía pensar: ¿Por qué no conocía yo a esta mujer?