Un mundo sin fin de Ken Follet siempre ha sido una asignatura pendiente para mí. Hace miles de años, leí Los pilares de la tierra, un libro, por aquel entonces, inaccesible para muchas personas de mi entorno. Era una auténtica bestia negra. El mundo se dividía entre los que conseguían pasar de la mitad del libros y entre los que no. Muchos lo adoraban, pero también muchísimos lo aborrecían.