Como os he comentado en muchas ocasiones, soy un poco mojigata. Es decir, fui a un colegio de monjas, y lo cierto es que sacaba mis mejores notas en una asignatura muy importante llamada religión. Por eso, me escandalicé totalmente cuando leí Cincuenta sombras de Grey. No obstante, supongo que tendré mi punto guarrindongo, por que la verdad es que me fascinó. Yo nunca había leído un libro de ese estilo. No sólo no le encontraba ningún sentido a ese tipo de lectura, como no se lo veo a las películas porno, e incluso me resultaba un poco inmoral. Y, ahora, aquí me veis. Enganchada a esta nueva moda…